Una firma local que supo adaptarse a los nuevos tiempos sin perder la esencia

Veterinaria La Tranquera

El veterinario Horacio Miraz habló sobre su historia dentro de la profesión que lleva ya casi cuatro décadas, y recordó sus comienzos como profesional trabajando en veterinarias locales para luego continuar ejerciendo desde su firma particular, un espacio ya tradicional del rubro en la ciudad.

En diálogo con La Opinión, el veterinario Horacio Miraz hizo un repaso de sus inicios en la profesión de veterinario que hoy lo encuentra siendo uno de sus referentes más reconocidos a nivel local.

Inicialmente contó: “Estudié en La Plata. Me recibí en el año 1982, al año siguiente hice la colimba y en 1984 empecé a trabajar en la Veterinaria “Villegas” con “Tito” Ciminari y el “Capi” Bustos. Ahí hice los primeros pasos dentro de la profesión en Trenque Lauquen”.
Y añadió: “Ahí empecé con prácticas de campo y conociendo también cómo se  maneja una veterinaria. Posteriormente dejé la veterinaria y por unos años trabajé en algunos tambos. Y en el año 90 compré la Veterinaria ‘La Tranquera’, que estaba ubicada en calle Villegas. Ahí empieza mi carrera también en lo que tiene que ver con lo comercial”.
Por otra parte el profesional recordó que en esos primeros años atendían a pequeños y grandes animales. “En ese lugar se atendía mucho a pequeños animales porque en esa época no había muchos profesionales ni veterinarias en la ciudad. Ya a partir del año 2000 comenzó a llegar una camada importante de veterinarios profesionales sin comercio o local. Y hoy por hoy hay muchos veterinarios que ejercen la profesión pero sin comercio”, comenta.

Actualidad

Respecto al trabajo actual, el entrevistado indicó: “Atendemos grandes y pequeños animales. Y también estoy saliendo a los campos, tengo clientes que me da gusto atender.  Y después también tenemos la parte comercial con la venta de productos vinculados a la parte equina, caballos de training, de carrera. También hay mucha clientela de caballos de polo, vendo mucho lo que es herraduras. Después, todo lo que es perros y gatos, y hay mucho de aves, gallinas y demás”.

Tecnología

El entrevistado también se refirió a los cambios tecnológicos y su impacto en la profesión, y destacó: “Tuvimos un gran salto cuando aparecieron los ecógrafos. Aparecieron especialistas, ecografistas y esas tecnologías te ayudan a confirmar diagnósticos y a veces detectar diagnósticos que sin esa aparatología era difícil. Después para la parte productiva lo informático, sobre todo Internet, le ha dado un gran espaldarazo a la profesión”.
Y añadió también como algo importante “la aparición de los laboratorios veterinarios, que son de gran ayuda a la parte profesional”.

Insumos

Respecto a los insumos, Miraz remarcó que “en lo que tiene que ver con medicamentos veterinarios, habiendo o no inflación siempre fue un tema”. “Los productos se exportan mucho a precio dólar. Y nosotros en la parte veterinaria tenemos un desfasaje porque trabajamos al mostrador atendiendo al cliente y hay muchos comercios que no son veterinarios pero venden esots productos. Son empresas grandes de Buenos Aires y en cuanto a precios las veterinarias del pueblo no pueden competir. Aunque la diferencia está en que en las veterinarias los productos son vendidos por un profesional que tiene el conocimiento de cómo funciona, por ejemplo, una vacuna, si está bien aplicada y demás”, remarcó.