Poroto y Oscar están con nosotros, aunque 45 años de impunidad pretendan borrar sus huellas solidarias

Comunicado de la CDDHH

El 26 de enero de 1978, cinco meses antes de que la Selección Argentina de fútbol se consagrara campeona mundial por primera vez, un secuestro más entre los miles que se producían cada año por entonces, se cobró como víctimas del terrorismo de Estado a dos hombres nacidos en Trenque Lauquen: Francisco José “Poroto” Changazzo (54 años) y Oscar Rodolfo “Pato” Changazzo (25 años, hijo de “Poroto”).

El grupo de tareas genocidas interceptó el Citroen 3CV en el que se desplazaban rumbo a su trabajo (una obra en construcción) el padre y el hijo, ambos albañiles; el hecho que inauguró la desaparición forzada de “Poroto” y “Pato” ocurrió a la altura del Puente La Noria. No hablamos de un pasado lejano, pues este delito de lesa humanidad se sigue cometiendo hasta el día de la fecha, porque sus restos no han sido recuperados por la familia -dentro de la cual conmueve la lucha y la búsqueda de “Pelusa”, es decir Graciela Cristina Changazzo, hija y hermana de quienes ahora recordamos-.

Del destino de “Poroto” y su hijo “Pato” apenas se sabe que estuvieron un corto tiempo con vida, detenidos-desaparecidos de la faz de la Tierra en el centro clandestino de exterminio de personas llamado “El Banco” (en la intersección de la autopista Ricchieri y el Camino de Cintura), donde ordenaban torturas y muertes los asesinos genocidas Guillermo Suárez Mason y Juan Bautista Sasiaiñ.

Pero en Trenque Lauquen, “los Changazzo”, Francisco José y Oscar Rodolfo, más otro hijo y hermano, José Adhemar (desaparecido en septiembre de 1977), son recordados con empeño, son nombrados con cariño, en nombres de calles, en placa de monolito en una plaza, en Marchas y Actos desde 2006 (cuando ‘Pelusa’ le hizo saber a la comunidad que había tres desaparecidos en su familia que hasta ahí no estaban presentes en los hechos de Memoria).

Dos ejemplos

Han pasado cuarenta y cinco años, en los que los verdugos que destrozaron la familia Changazzo se han mantenido impunes; sin embargo, mientras ellos, vivos o muertos, son escorias de un pasado que no deja de doler, “Poroto” y Oscar representan una vida mejor, una sociedad más justa, dos ejemplos de aquello que convierte a una persona en un ser inolvidable, cuya mención es capaz de generar los más bellos sentimientos que pueden tenerse hacia quienes, sin estar físicamente, se mantienen intactos en la esperanza de otro mundo posible, en el que el ser humano ya no sea “el lobo” para sus congéneres, sino un compañero, un par en la búsqueda de la superación de las injusticias y las desigualdades.

Una vez más, sin importar los cuarenta y cinco años transcurridos, voceamos: Oscar Rodolfo Changazzo Riquiflor: ¡Presente! Francisco José Changazzo Bacci: ¡Presente! 30.000 Compatriotas Detenidxs-Desaparecidxs: ¡Presentes! ¡Ahora y Siempre!

Comisión por los Derechos Humanos, Trenque Lauquen, 25 de enero de 2023