Los dos efecto Milei en PBA: la «banca» a Kicillof y la mirada extra AMBA

El recorte de fondo acercó al radicalismo a Kicillof. PRO está cada vez más alejado.
Y Bullrich en zona incómoda. A la vez, asoma una disidencia peronista en el Conurbano.

Por: Andrés Lavaselli

El último recorte de fondos que el presidente Javier Milei impuso a la provincia de Buenos Aires no fue un ajuste más. Los 873.000 millones de pesos que cuesta expandieron, por su propio peso, sus efectos por buena parte de arco político de la provincia, con movimientos desde el oficialismo a la oposición.
El más notorio sin duda fue la catalización del apoyo de los alcaldes radicales al gobernador. Lo que habían sido posicionamientos personales de respaldo, se transformó en un comunicado formal del Foro de Intendentes de ese partido que señala que la medida «perjudica a todos los bonaerenses que tendrán menos recursos».
El comportamiento político del presidente es tan inhabitual que a veces es difícil descifrar las líneas de quiebre que promueve. Patricia Bullrich apoyó a Milei en una pelea similar a la de Kicillof que protagonizó Nacho Torres, el gobernador de Chubut. Después se corrió de la disputa con Mauricio Macri por la presidencia de PRO.
Si a Bullrich la ven casi como una libertaria más desde el PRO en la Legislatura bonaerense, el respaldo radical a Kicillof termina de consolidar la desarticulación del frente que componían juntos, movimiento que comenzó con la separación de los bloques, allá por diciembre del año pasado. De hecho, hoy PRO votó el contra el cuarto intermedio que pidió el Gobernador para realizar la Asamblea Legislativa el lunes.
Nada es lineal, de todos modos: un intendente PRO como Diego Valenzuela, por caso, reprobó que el Fondo se haya creado con dineros de coparticipación que Alberto Fernández le quitó por decreto a la Ciudad (que a su vez había aumentado su índice a partir de otro decreto, esta vez de Mauricio Macri).
Ese río de aguas agitadas promovió además un respaldo del PJ provincial, que preside Máximo Kirchner, a la Provincia que gobierna Kicillof, en una reunón en Cañuelas. Una consolidación de la tregua entre dos enemigos íntimos, que tal vez solo podía lograrse en el contexto de las durísimas embestidas del presidente de la Nación.
Producido antes del recorte de FoFoFi, ese documento ponía el acento en los recortes que el Tesoro provincial viene sufriendo en otros rubros. Pero para algunos actores se queda corto: «dónde está mi partido planteando amparos por los aumentos de tarifas, por ejemplo», le dijo a DIB el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray.
Ese alcalde, que llevó su impugnación a la presidente de Kirchner a la Corte, protagonizó una foto importante, solo horas antes de la reunión peronista: se mostró en Córdoba, con Martín Llaryora. Es tal vez el primer movimiento de un desembarco del cordobés en la provincia, bajo una consigna que apenas enmascara la pulsión, mil veces insinuada y mil veces frustrada, de superar el kirchnerismo.
Dicho de otro modo: la construcción de un peronismo no AMBA-céntrico que resulta difícil de imaginar sin una «pata» bonaerense. Gray no es el único que lo piensa: el diputado Francisco Durañona, que fue un kirchnerista de paladar negro, también lo ha dicho.
Ese grupo aborrece el último armado de listas. Siempre ponen como ejemplo el armado de la lista de la tercera sección electoral, bastión histórico del peronismo. «Lo secuestró Máximo, así nos fue». Ahora, creen que la tensión que implica el plan Milei puede servir para rearmar desde las provincias y con otros liderazgos.
La periodista Gabriela Pepe reveló que existe un chat entre 54 diputados de Unión por la Patria y gobernadores, en el que no figura ningún representante de La Cámpora. No parece causal que la organizadora de ese grupo sea la bonaerense Victoria Tolosa Paz.(DIB)