Las “114 puñaladas” de Fabián Tablado, las tres condenas y una sombra que siempre está

A Carolina Aló la mataron de 113 puñaladas en una casa de Tigre en 1996. La condena fue a 24 años y no a perpetua. Para el padre de la joven esa fue la estocada 114. Tuvo otras causas y actualmente está libre.

El 27 de mayo de 1996 fue uno de esos días que quedará en la memoria de los argentinos. En horas de la noche Fabián Tablado asesinó de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló, de 17 años, en una casa del partido de Tigre. Ese hecho, que no fue catalogado como femicidio porque aún no estaba tipificado así el delito, marcó para siempre a la criminología del país, que hasta el momento no registraba antecedentes de algo semejante. Un asesinato “pasional” entre adolescentes, con puñaladas asestadas con tres cuchillos diferentes y un formón.

En los días previos, a Tablado se le había metido en la cabeza que su novia le había sido infiel. Sin embargo, esa idea pareció no molestarle cuando se encontraron ese lunes de otoño en el colegio en el que cursaban la secundaria. La pareja, que hacía tres años estaba formada, dio excusas para irse antes de horario rumbo a la casa del joven, aprovechando que su familia se había ido.

Según contó Tablado en entrevistas posteriores, esa noche oficiaba como de “reconciliación” para dejar atrás sus peleas. Relató que mientras tenían relaciones sexuales él le propuso tener un hijo, algo que ella rechazó. Se lo sacó de encima, lo que habría sido el detonante de la tragedia. Siempre según sus dichos, allí empezó una discusión y todo lo que había pensado que estaba superado, una supuesta infidelidad con un amigo, volvió a escena.

Enajenado la persiguió por varios ambientes de la casa hasta que le aplicó su primer cuchillazo mortal. En total fueron 113, con cuatro armas blancas diferentes halladas después en la escena. Tablado usó una cuchilla de cocina, dos cuchillos de mesa Tramontina y un formón de carpintería para asesinar a Carolina. A medida que las armas usadas se iban doblando o rompiendo, el criminal iba a la cocina a buscar uno nuevo.

Mientras Tablado llamaba a un amigo para contarle lo que había hecho, Edgardo Aló, padre de la joven, fue hasta la escuela porque su hija no había vuelto a su casa. Algo le hacía sentir que las cosas no estaban bien.

Como cuando sonó el timbre de salida Carolina no apareció, Edgardo partió rumbo a la casa de los Tablado. Al llegar, se topó con muchos patrulleros en la puerta y una ambulancia. Mientras la madre del asesino evitó decirle qué había pasado, le escuchó a un perito hablar del número de puñaladas. Lo peor se había consumado.

A Tablado, en tanto, lo atraparon a 20 cuadras de la escena, cuando esperaba un remís para seguir escapando pero llegó un patrullero.

Al banquillo

El juicio se realizó en 1998 y como en aquella época no existía la figura del “femicidio”, para intentar lograr una prisión perpetua la fiscalía y la querella acusaron por la figura del homicidio agravado por alevosía. Pero la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro, en un fallo dividido y que generó polémica, lo condenó a 24 años por “homicidio simple”, por lo que evitó la perpetua.

El fallo fue dividido porque el juez Fernando Maroto consideró que el homicida engañó a su víctima y la sometió a un sufrimiento innecesario antes de matarla. Pero el presidente de la sala, Fernando Mancini, y la jueza Celia Vázquez opinaron que no había pruebas para esos agravantes. “Estos dos jueces nos asestaron la puñalada 114”, protestó en su momento Edgardo.

Tablado estuvo 23 años y nueve meses preso, hasta que el 28 de febrero de 2020 las cámaras de televisión transmitieron en vivo su salida del penal de Campana. En ese momento, volvió a vivir a la casa de sus padres en Tigre.

Pero el 19 de octubre de ese mismo año, el femicida volvió a ser noticia cuando fue captado por las cámaras del Centro de Operaciones de Tigre caminando con sus hijas mellizas a una cuadra y media de la Dirección Nacional de Migraciones de Tigre, donde trabaja Aló. Era una clara violación de la perimetral. No sólo por moverse en cercanía del padre de Carolina, sino porque no podía estar junto a sus hijas.

Tablado tenía prohibido acercarse a menos de 300 metros de su ex mujer, Roxana Villarejo, con quien se había casado en la cárcel en 2007. Tras separarse, la había amenazado de muerte, hecho que le valió una segunda condena y por eso no tenía autorizado a estar con las mellizas.

El 16 de diciembre, volvió a ser detenido. Y casi un año después, en noviembre de 2021 la Justicia le impuso la pena máxima de un año de prisión efectiva y lo declaró reincidente, pero el hombre recuperó la libertad un mes después y se mudó a Córdoba con una nueva pareja, a quien había conocido en la cárcel. Pero otra pelea, lo alejó de la joven y de la ciudad. Buscó instalarse con su familia en San Clemente del Tuyú, pero allí se hicieron marchas de repudio y fue declarado “persona no grata”. Quiso ir a Santa Fe y Corrientes, pero también encontró rechazo popular. Al final, sus puñaladas no quedaron impunes. (DIB) F