Estallando desde el océano: el tsunami que asoló Mar del Plata el 21 de enero de 1954

Por Marcelo Metayer, de la Agencia DIB

Una tranquila mañana de jueves, tres olas se volvieron una y cayeron sobre los desprevenidos turistas que abarrotaban las playas del centro de “La Feliz”. Se habló de un maremoto, pero expertos afirman que lo que ocurrió fue un “meteotsunami” atmosférico.

La década del ‘50 del siglo pasado fue muy particular: surgían platos voladores por todas partes, se calentaba la Guerra Fría y en las noticias aparecían los horrores de la bomba de hidrógeno. En ese contexto de desastres y temores sucedió aquí en Argentina, en Mar del Plata, algo inaudito. La calurosa mañana del 21 de enero de 1954 una ola enorme arrasó la playa llena de turistas, dejó un tendal de heridos y asfixiados, y se llevó de vuelta al mar todo lo que encontró sobre la arena. En ese momento se habló de un maremoto; ahora se cree que fue un meteotsunami, un fenómeno tan raro en nuestras costas que tuvieron que pasar casi setenta años para que se repitiera.

Todo ocurrió en pocos minutos. Las playas del centro estaban abarrotadas de familias que disfrutaban del sol. Todo hacía prever que iba a ser un día igual al anterior y seguramente idéntico al que le seguía. Las olas rompían en la costa con su ritmo incesante y monótono.

La playa marplatense en la década del '50, según una imagen publicada en la revista Life.
La playa marplatense en la década del ’50, según una imagen publicada en la revista Life.

El redactor del diario local La Capital, en su edición del día siguiente, escribió: “Eran aproximadamente las 11 cuando ocurrió el fenómeno marítimo. El cielo se había cubierto en ese momento y amenazaba lluvia. El calor era intenso, sin embargo. El oleaje no presentaba características de mar proceloso. Por el contrario: el flujo y reflujo del mar correspondía a la serenidad panorámica que presentaba el mar. Pero de pronto una ola gigante, a la que sucedieron de inmediato otras dos, produjo en las playas, especialmente en la Bristol, escenas de verdadero terror”.

La inmensa masa de agua salada irrumpió en la playa, destrozando sillas, toldos y sombrillas, y tapando a cientos de personas. Cuando retrocedió la marejada barrió con todo. “El pánico fue unánime. En la orilla quedó el tendal de bañistas desvanecidos”, agregó el anónimo cronista.

La nota “Un tsunami no reconocido en Mar del Plata”, escrita por los expertos Rubén Medina, Walter Dragani y Roberto Violante, y publicada en “Ciencia Hoy” en 2018, da más pormenores: “La fuerte corriente hacia la costa inundó una franja ribereña seca de unos 50 metros de ancho, los espigones quedaron sumergidos a pesar de encontrarse la marea en media bajante, una lancha estuvo a punto de naufragar a causa de un remolino originado bajo su quilla y, cerca de la orilla, los bañistas en un mar hasta entonces apacible quedaron sin hacer pie mientras quienes correteaban por la playa fueron barridos por el oleaje”.

Zona de desastre

Cuando todo terminó las playas eran el escenario de una catástrofe. Hubo más cien heridos por golpes y once personas con principio de asfixia, pero ningún fallecido.

En Mar del Plata al día siguiente se hablaba con horror del "aluvión". (Gentileza La Capital)
En Mar del Plata al día siguiente se hablaba con horror del “aluvión”. (Gentileza La Capital)

La Capital del día siguiente dio una lista de los heridos que habían requerido su traslado al hospital: Enrique Gómez (26), José Veiga (40), Humberto Mastronardi (37), José Piñobelli, Santiago Lanfranco, Juan Carlos Anselmo, un hombre de apellido Elías, Obdulia de Fernández (38).

Mientras tanto, un informe de Prefectura Naval reportó: “Una creciente extraordinaria que alcanzó su mayor altura en la Playa Popular provocó once casos de personas semiasfixiadas que al ser auxiliadas a tiempo quedaron fuera de peligro. El mar recobró placidez y los espacios reservados a los bañistas se despoblaron casi por completo”.

Hace poco tiempo, mucho después del suceso, La Capital publicó una nota donde los lectores dejaron comentarios muy interesantes. En uno de ellos se dan más detalles: “Recuerdo perfectamente la ola gigante del año 1954 porque teníamos hotel, y los turistas llegaban sin sus ropas y solo con las mallas puestas, el agua se había llevado todas sus pertenencias. El agua llegó hasta la calle Buenos Aires, además rompió las empalizadas de contención de casi toda la costa”.

En busca de una explicación

El inédito desastre dejó dos preguntas. ¿Qué había ocurrido? ¿Podría volver a pasar?

Los diarios en un primer momento hablaron del término que más conocían, un maremoto. Pero un informe técnico de la entonces Dirección General de Navegación e Hidrografía del Ministerio de Marina descartó que hubiera ocurrido eso en la ciudad balnearia y atribuyó la marejada a la concurrencia de tres factores: una serie coincidente de olas de pequeña altura y rápida sucesión, el rápido ascenso del nivel del mar y el estado muy tranquilo de éste, que hizo que las olas rompieran completamente sobre tierra firme.

Esa explicación no conformaba a los expertos anteriormente citados, que en su publicación afirman que lo sucedido ese jueves por la mañana fue un “tsunami suave”, provocado por causas meteorológicas, es decir, puramente atmosféricas, ya que no hubo ningún terremoto submarino en esa fecha.

El 21 de enero de 1954 había en la región “un sistema frontal de tormenta propagándose hacia el este”. Estos sistemas se asocian con “ondas de gravedad atmosféricas sobre la región costera bonaerense”. “Tales ondas”, continúa el texto, “son imperceptibles para la gente y se caracterizan por fluctuaciones de presión atmosférica de entre 2 y 3 hectopascales en lapsos de entre unos pocos minutos y hasta unas tres horas; estudios numéricos realizados en el Servicio de Hidrografía Naval establecieron que son capaces de generar meteotsunamis de varias decenas de centímetros de altura en la región costera bonaerense”.

En determinadas circunstancias “podría producirse una resonancia en la plataforma continental interior que cause una fuerte amplificación de la onda oceánica”. Medina, Dragani y Violante concluyeron que esa es la explicación más plausible.

Entonces, ¿podía volver a pasar? La nota es de 2018, 64 años después del suceso, y en ese tiempo no había ocurrido nada parecido. Pero la madrugada del 8 de diciembre de 2022 la historia pareció repetirse: tres olas que se realimentaron invadieron la playa y arrasaron con los balnearios de “La Feliz”. Gracias a la hora, no hubo víctimas ni prácticamente testigos, salvo las cámaras de seguridad. Esta vez los meteorólogos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) concluyeron que se había tratado de un meteotsunami. El día, también, fue un jueves. Casualidades. (DIB)